Caminar consciente por la vida
Hace tiempo que quería escribir un post sobre este tema, pero la verdad es que no encontraba la manera de abordarlo. Al final, como casi siempre, la solución está en la simplicidad. ¿Qué mejor manera de explicaros la importancia de caminar consciente que hablando desde la propia experiencia?
Para aquellos que estáis familiarizados con disciplinas como el yoga o habéis hecho algún curso de mindfulness, no será ajena esta expresión. Sin embargo, para los más neófitos, trataré de explicaros en qué consiste.
Imaginaros una tarde soleada en un bosque otoñal, estamos caminando entre los árboles repletos de hojas que mudan su color tiñendo las copas de infinitas tonalidades que van desde el oro hasta el rojo brillante. Esos colores inundan nuestros ojos, produciendo en ellos una sensación balsámica, de serenidad. Mientras caminamos sentimos la mullida alfombra de hojas caídas bajo nuestros pies, que nos reconforta la pisada, como una almohada, como si fuésemos flotando sobre las nubes. Ahora alzamos la vista al cielo, y observamos el leve vaivén de las ramas de álamos, robles, encinas y otras especies que nos rodean…la brisa suave y fresca del otoño hace viajar las nubes con un ritmo lento entre las copas de los árboles y a la vez, nos acaricia las mejillas, la frente, nos transmite los olores del bosque, a tierra mojada, a setas frescas, a musgo…respiramos hondo y el aire cargado de todos esos aromas entra por nuestras fosas nasales provocando un agradable cosquilleo y llenando de vida nuestros pulmones, de puro oxígeno y naturaleza.
Seguimos observando a nuestro alrededor, los pájaros que anidan en las ramas, los insectos que revolotean, las sendas que se pierden en la arboleda sombría. Pero también observamos en nuestro interior, las sensaciones que estamos experimentando, esa calma que seguro nos produce el paseo, siendo conscientes de cada uno de nuestros movimientos, de nuestra respiración, de nuestro sentir, tratando de dejar la mente en calma, como un sano ejercicio de meditación en movimiento.
Esto, ni más ni menos, es caminar consciente. Sin embargo, aunque es muy fácil verlo, e incluso practicarlo, en un entorno favorable e idílico como el de nuestro ejemplo, se convierte en una ardua tarea cuando queremos llevar la práctica al día a día. Las prisas, el estrés y la cantidad de tareas que nos proponemos hacer en una jornada nos impiden ser capaces de estar conscientes en cada momento de lo que hacemos y disfrutar de los pequeños detalles. Las nuevas tecnologías nos hacen vivir “enganchados” a un mundo virtual que nos aleja cada vez más de la realidad, caminando por la vida como autómatas sin percibir nada de lo que sucede a nuestro alrededor.
Es tiempo, más que nunca, de reflexión, de vivir conscientes, a través de todos nuestros sentidos, de volver a ser parte del universo que nos rodea.
Hoy en día existen numerosas disciplinas cuya práctica nos enseña el camino a esta reconciliación con lo más íntimo de nuestro ser (Yoga, Tai-Chi, Chi-Kung…) todas ellas beben de las filosofías orientales, de las sabias y milenarias enseñanzas de aquellos que buscaron la armonía del ser con el universo.
Os invito a conocerlas y practicarlas, ya que, como muchos de vosotros sabréis, la base de una buena salud, también está en nuestra mente.
Natalia Gil Vela, Naturópata, Osteópata y Acupuntora.